Por Sandra Naranjo Bautista

Recientemente hice un estudio sobre los impactos sociales de COVID-19 en el Pacífico, lo que me hizo pensar en algunas de las lecciones que la pandemia nos ha dado para la implementación de políticas públicas. En este blog, comparto 3 de esas lecciones y mi propia reflexión.

La necesidad de información para la toma de decisiones.

Nuestras decisiones solo serán tan buenas como la información que tengamos para tomarlas. El problema es que, en algunos países, la información que se necesita no es la información que se tiene. Para los países pequeños del Pacífico, por ejemplo, la disponibilidad de datos es uno de sus mayores desafíos. Cosas que podrían parecer rutinarias para la mayoría de los países, como tener cuentas nacionales actualizadas, son todavía un trabajo en progreso para algunos de los países de las islas del Pacífico. Pero incluso los países más desarrollados, como Perú, también han luchado para tener bases de datos adecuadas que permitan ampliar sus programas de protección social para responder a la crisis . 

Una oportunidad para innovar

Lo que encontré fascinante es cómo los gobiernos y las organizaciones internacionales han encontrado formas ingeniosas para llenar este vacío de información. ONU Mujeres, por ejemplo, analizó macrodatos antes y después de la pandemia para identificar comportamientos de búsqueda en Internet sobre temas relacionados con la violencia contra las mujeres. Su objetivo era utilizar eso como un indicador del impacto de la pandemia en las mujeres, considerando que los mecanismos tradicionales para medir el impacto no estaban disponibles. En ausencia de datos, el Banco Mundial realizó encuestas telefónicas para comprender el impacto de COVID-19 en la movilidad laboral , la migración y las remesas en el Pacífico.    

La ubicuidad de la telefonía móvil y el acceso a imágenes satelitales está permitiendo que los países con pocos datos se muevan más rápidamente. Varios países han utilizado estos mecanismos para informar rápidamente la expansión de sus programas de protección social. En Nigeria, un nuevo método de focalización se basa en datos del censo e imágenes satelitales de alta resolución que utilizan algoritmos de aprendizaje automático para identificar la ubicación y el tamaño de las viviendas . Combinado con datos de riqueza de la Oficina Nacional de Coordinación de la Red de Protección Social (NASSCO), esto permite un mapeo de las áreas urbanas más pobres. 

La capacidad de los gobiernos para responder de manera eficaz depende de disponer de datos precisos y oportunos para fundamentar sus decisiones. Las bases de datos, por ejemplo, han jugado un papel clave para ampliar los programas de protección social. La pandemia nos ha demostrado la necesidad de contar con datos completos, precisos, actualizados oportunamente e integrados para responder de manera más rápida y eficaz. La crisis del COVID-19 presenta una oportunidad para institucionalizar algunos de los nuevos sistemas implementados en el futuro.  

La implementación de políticas debe tener una visión de futuro

La velocidad a la que cambia la pandemia significa que los países deben actuar con rapidez para poder responder en lugar de reaccionar. De lo contrario, que es como tratar de manejar mirando al retrovisor todo el tiempo, preguntándote por qué te chocas con lo que está al frente. Implementar políticas públicas que estén a la vanguardia no es fácil, particularmente cuando no existen los sistemas para mirar hacia el futuro.   

Australia es un buen ejemplo de cómo utilizar datos alternativos en las estadísticas nacionales para informar la formulación de políticas públicas. Al comienzo de la pandemia, la Oficina de Estadísticas de Australia utilizó datos bancarios transaccionales y datos de nómina de empleadores para comprender mejor los impactos del COVID-19. Eso significa tener más información, más rápido. Su tradicional Encuesta Mensual de Trabajo tiene una muestra de 50.000 individuos y publica resultados con  4 a 5 semanas de retraso. Con los datos de la Oficina de Impuestos de Australia, ahora cuentan con datos de más de 10 millones de empleados y publican resultados en 2,5 semanas. Esa información combinada con datos bancarios les permitió tener una idea más temprana sobre el impacto en el empleo durante la primera ola de COVID-19. 

Reconocer que la pandemia no ocurrió en el vacío. Las condiciones previas importan.

Mientras pensamos en estrategias para la recuperación, también tenemos que pensar en formas de hacerlo mejor. Uno de las lecciones -no sorprendentes de la pandemia- es el hecho de que la capacidad de los gobiernos para responder depende de las condiciones previas del país y de la capacidad del Estado.

Entonces, ¿qué significa reconstruir mejor? La respuesta variará según el país. Lo que parece ser un hilo conductor es la necesidad de contar con sistemas de protección social sostenibles, adaptables y eficaces. Estos mecanismos han sido un colchón para los choques externos y una herramienta contra la pobreza tanto nueva como existente . 

Para resumir

La pandemia ha vuelto a demostrar que no hay sustituto para el Estado. Como dije antes, fortalecer la capacidad de los gobiernos no es una opción sino un imperativo. La información es un activo esencial para la toma de decisiones, para las políticas con visión de futuro, y es la base para construir mejores sistemas de protección social. 

Una versión de este blog es publicó primero en inglés en bettergovs.org