Por Sandra Naranjo Bautista
Corea del Sur se ha presentado como un ejemplo en la lucha contra el coronavirus. ¿Cómo aprendió Corea del MERS? Su capacidad de realizar pruebas rápidas, combinada con su capacidad de rastrear personas expuestas al virus y de tratar pacientes infectados se han destacado como su clave de éxito. Lo más interesante de Corea para mí, no es tanto lo que están haciendo sino por qué lo hacen. El éxito actual de Corea se basa en sus fracasos anteriores, en la capacidad de aprender de sus errores del pasado y de institucionalizar esas lecciones.
Alrededor de la época de inauguración del Presidente Roh en 2003, Corea tuvo que enfrentar varios mega-desastres incluyendo el Tifón Rusa (2002), el ataque al metro en Daegu (2003), los brotes de la gripe aviar (2003-2004) y el Síndrome Respiratorio Agudo Severo -SARS- (2003). Estos eventos llevaron a la administración de Roh a implementar la primera gran reforma de gestión de desastres de Corea. Un enfoque de amenazas múltiples, abordando desastres naturales y sociales (incluyendo enfermedades infecciosas), sobrepasando el enfoque tradicional en seguridad nacional. Administraciones posteriores siguieron fortaleciendo el sistema. Por ejemplo, en 2010 se aprobó la Ley de Prevención y Control de Enfermedades Infecciosas que incorporaba las lecciones aprendidas de la pandemia de gripe H1N1.
Lecciones del manejo de MERS
Una década más tarde, en 2015, se puso a prueba nuevamente la capacidad de Corea. Fracasó nuevamente. Una combinación de errores, mala administración y falta de protocolos para enfrentar enfermedades infecciosas convirtieron a Corea en el mayor brote del Síndrome Respiratorio Oriente Medio ( MERS ) fuera del Medio Oriente. Lo que comenzó con la exposición de una persona, terminó con 186 casos confirmados, 38 muertes y más de 16.000 personas en cuarentena. Los errores cometidos durante el brote de MERS llevaron a una serie de cambios legales, administrativos e institucionales, enfocados en cómo lidiar con enfermedades infecciosas, que actualmente son los pilares del éxito coreano en el manejo de COVID-19.
Hacer pruebas durante el brote de MERS era complicado. Se requerían varios días para obtener resultados en un laboratorio y las pruebas solo estaban disponibles para pacientes en riesgo. Esta vez, la capacidad de hacer pruebas y los protocolos han mejorado sustancialmente. En 2016, por ejemplo, se promulgó una nueva ley que permitió acelerar el desarrollo de pruebas. Este cambio incrementó sustancialmente la capacidad del país para identificar casos activos durante la pandemia actual. Corea reportó su primer caso el mismo día que Estados Unidos, 20 de enero. 49 días después, Corea estaba haciendo 382 veces más pruebas por cada 1.000 personas que Estados Unidos, convirtiendo a Corea en uno de los países con mayor capacidad de hacer pruebas del mundo.
La identificación y cuarentena de personas infectadas era lento durante las etapas iniciales del brote de MERS. Para solucionarlo se agregaron disposiciones sobre la divulgación pública de casos en la ‘Ley de prevención y control de enfermedades infecciosas’ para acelerar la capacidad de respuesta. Esta vez las autoridades coreanas han estado utilizando todos los recursos y la tecnología disponible (incluyendo los datos del GPS en teléfonos móviles, transacciones de tarjetas de crédito y circuito cerrados de televisión) para rastrear el movimiento de pacientes infectados e identificar a grupos de riesgo. La figura a continuación es un ejemplo de la información despersonalizada de un paciente infectado disponible en la página web del Municipio de Seúl.
El tratamiento de las enfermedades infecciosas cambió después del MERS, luego de que el 45% de los casos fueran relacionados con un solo hospital. Se implementaron protocolos, con especial énfasis en enfermedades infecciosas, para minimizar infecciones en los hospitales. Se expandió la infraestructura de salud, así como las reservas de equipo de protección para el personal de salud. Diez nuevos hospitales, equipados con camas adecuadas y salas de aislamiento, fueron designados como hospitales de enfermedades infecciosas, aumentando el número total a 29 en las principales ciudades y provincias de Corea.
Comunicación. La estrategia de comunicación del gobierno falló durante el brote de MERS . En esta ocasión el gobierno ha hecho un esfuerzo consciente por ganarse la confianza de la ciudadanía, liderando una campaña de información integral y transparente en todos los asuntos relacionados con la evolución del COVID-19, especialmente en lo que respecta a factores de riesgo y medidas de contención.
El fortalecimiento de la capacidad institucional de Corea: La lenta respuesta en 2015 condujo a un aumento de personal y una mejor formación en la preparación y control de enfermedades infecciosas, en el KCDC y a través de los gobiernos nacionales y locales. Asimismo, se establecieron Equipos de Respuesta Rápida para desplegarse rápidamente en caso de una infección. Los hospitales mejoraron su capacidad para prevenir y controlar enfermedades infecciosas, especialmente en las zonas de emergencia; lo que ha reducido los riesgos de infección para los trabajadores de la salud durante la crisis actual. El desarrollo y práctica de los protocolos para la prevención y manejo de enfermedades infecciosas ha mejorado la coordinación y los mecanismos de respuesta anticipada. Por último, en los últimos cinco años el Gobierno coreano ha aumentado significativamente el gasto público para mejorar su capacidad de respuesta, a través de nuevos sistemas de información y medidas de inventario.
Hasta mediados de junio 2020, el COVID-19 ha sido detectado en casi todos los países en el mundo, con cerca de 8 millones de casos confirmados y más de 400.000 muertes. Si bien esta crisis está lejos de terminar y requiere una acción urgente, espero que las lecciones que estamos aprendiendo y los desafíos que estamos enfrentando no se desperdicien. La mejor manera de honrar las vidas perdidas y el sufrimiento de sus seres queridos es asegurarse de que no vuelva a ocurrir. Como nos ha demostrado esta crisis, los impactos de la pandemia no son solo el resultado de la respuesta del gobierno durante la emergencia, sino también de las condiciones estructurales de la sociedad, como la pobreza o la desigualdad, y la capacidad de reacción de los países, a través del sistema de salud y los sistemas de protección social. Estas condiciones iniciales y la capacidad de respuesta son el resultado de políticas públicas pasadas y años de inversión (o no) en fuertes sistemas públicos.
La pandemia ha evidenciado las debilidades y fortalezas de diferentes países y ha demostrado, fuerte y claro, la necesidad de un gobierno eficaz para resolver los problemas de acción colectiva y crear igualdad de oportunidades para todos. La lección más valiosa que nos ha dado Corea es su capacidad para aprender de los errores del pasado e institucionalizar el cambio. ¿Aprenderemos nosotros también?
Este artículo se publicó en inglés en junio 2020 en DevPolicy y Better Govs.