Por Mariano Lafuente

Las Unidades de Cumplimiento se empezaron a instaurar bajo el mandato de mover las piezas del ciclo de gestión: usar los datos de manera centralizada para entender el pasado e identificar tendencias futuras, y monitorear las prioridades de gobierno para identificar cuellos de botella y apoyar una toma de decisiones más eficiente.

¿Cuál ha sido el balance de esta experiencia hasta ahora?

De las promesas electorales al tablero de control

Para cualquier equipo de gobierno entrante, establecer metas de gestión ambiciosas y a la vez realistas no es tarea fácil. Se necesita una fuerte voluntad política para priorizar las promesas de campaña, vigilar de cerca su implementación y, sobre todo, rendir cuentas sobre el cumplimiento de esos objetivos.

¿Qué pasó con las promesas electorales una vez que pasaron al tablero de control de una Unidad de Cumplimiento? Una evaluación del BID analizó 15 experiencias en América Latina y el Caribe con las Unidades de Cumplimiento y encontró los siguientes efectos positivos:

  • Apoyo para ganar “foco” en las prioridades de gobierno. Las Unidades de Cumplimiento ayudaron a definir mejor el qué y el cómo de las prioridades: objetivos concretos, con metas realistas, y con responsables y estrategias muy concretas. También contribuyeron a una mayor rendición de cuentas en el gabinete y a mejorar la respuesta del gobierno cuando no se están logrando los objetivos.
  • Resultados tangibles para los ciudadanos. Las Unidades de Cumplimiento contribuyeron a reducir las tasas de homicidios, victimización y de robo de celulares, a mejorar el rendimiento escolar en pruebas estandarizadas, a disminuir muertes por enfermedades prevenibles y mejorar el stock de medicamentos e insumos médicos, y a reducir los retrasos en la ejecución de obras públicas, entre otros. En Colombia, por ejemplo, el robo de celulares en 10 ciudades seleccionadas se redujo un 12% en un año.
  • Mayor rendimiento en ciertos entornos institucionales. Las Unidades de Cumplimiento se perciben especialmente útiles en contextos de menor desarrollo institucional. También en aquellos casos donde existen prioridades multisectoriales complejas que involucran a más de un ministerio (combate a la pobreza, creación de empleos, productividad, primera infancia, seguridad ciudadana…etc).

A la par que las Unidades de Cumplimiento han ido avanzando en la región, se ha observado un incremento en las políticas públicas multisectoriales. En una encuesta 2019 BID-OCDE a once países de América Latina y el Caribe, el 72% de los gobiernos reportaron que las iniciativas multisectoriales en su país habían aumentado entre los años 2013 y 2018.

Delivery Units 2.0: Más ágiles, más digitales, más cerca de la toma de decisiones

El modelo de Unidad de Cumplimiento ha ido asentándose como herramienta de gestión conforme los gobiernos de nuestra región han ido experimentando con el concepto. En las experiencias más recientes se destacan tres características:

  1. Mayor cercanía al centro de toma de decisiones. Inicialmente, las DU solían reportar al Ministro de la Presidencia o equivalente -que tiende a centrarse en la coordinación con el poder legislativo y en ser el portavoz del gobierno. Las DUs más recientes, por el contrario, reportan al Presidente directamente – por ejemplo, la Consejería de Gestión y Cumplimiento de Colombia, la Unidad de Gestión de Paraguay y la Oficina de Cumplimiento de Honduras. Esto les permite monitorear el cumplimiento de promesas electorales de forma más efectiva y les otorga mayor legitimidad frente al gabinete.
  2. Curva de aprendizaje más corta y mayor sofisticación. En sus comienzos, algunas DU latinoamericanas tardaban un año en formalizarse, definir su rol y establecer las prioridades de gobierno en las que iban a enfocarse. Coordinaban intersectorialmente de forma ad hoc y en la práctica operaban como una unidad de monitoreo. Las Unidades de Cumplimiento de segunda generación se formalizan antes, dominan su relacionamiento con otros equipos y conocen las buenas prácticas internacionales. Esto hace que puedan apoyar al gabinete rápidamente para definir las prioridades, preparar planes de cumplimiento robustos y vinculados al presupuesto, y enfocarse no sólo en monitoreo sino también en la mejora del desempeño.
  3. Mayor aprovechamiento de nuevas tecnologías. Las primeras DU contaban, como máximo, con un panel de control. Hoy, la nueva generación de DUs cada vez más está moviéndose hacia un modelo de Smart Delivery Unit. La DU de la Presidencia de Colombia, por ejemplo, estará implementando un sistema de gestión y análisis de información gerencial a través de un proyecto financiado por el BID para potenciar su capacidad de análisis y así apoyar mejor a la Presidencia y al gabinete.

La agenda pendiente de las DU: Gobiernos subnacionales y ministerios sectoriales

El modelo de gestión de cumplimiento no sólo puede aplicarse a un gobierno nacional; también puede ejecutarse dentro de un sector, una institución especifica, o en un gobierno subnacional. Sin embargo, en América Latina, más allá de algunos casos como el Estado de Pernambuco, la Ciudad de Buenos Aires o el Ministerio de Educación en Perú, no se ha aprovechado aun el potencial de las DU a nivel subnacional y en ministerios sectoriales. Esto contrasta con la experiencia de los Estados Unidos, donde este tipo de herramientas se ha usado casi exclusivamente en estos dos segmentos (departamentos y agencias en el gobierno federal y, especialmente,  ciudades).

Hacer promesas electorales es fácil, pero cumplirlas a veces se complica más. Gobernar de forma efectiva y lograr un impacto real en la calidad vida de los ciudadanos es fundamental para la consolidación de nuestras democracias. Sin duda, las Unidades de Cumplimiento son un ejemplo de innovaciones en gestión pública que están consolidándose en nuestra región. Y los resultados les empiezan a dar la razón.

Una versión de este blog apareció primero en el blog del Banco Interamericano de Desarrollo.